Vivía
en paralelo con él, separada por una delgada e infranqueable pared de vidrio
por el cual le veía, le escuchaba, le quería pero solo recibía el frío amor de
un pedazo de vidrio.
Lo
veía a través del cristal como se ven las estrellas más bellas.
Anhelaba
cruzar el espacio-tiempo que los separaba, llegar a él y derretir cada fibra de
su frío corazón.
Ella
se había derretido ante su presencia como en un sueño, él vivía en una
dimensión donde el amor no tiene sueños, final o comienzos.
Si
pudiera romper el cristal de sus pensamientos, si conociera que son los
sentimientos, si pudiera liberarle de las cadenas que le atan al otro lado de
la fría pared de vidrio…lo halaría y se marcharía casi en la nebulosa que eran
sus pensamientos. Podría descansar con el color de sus ojos y despertar ante la
cercanía de sus labios. Se perdería en un mundo de sensaciones y esperaría que
aquel sueño no terminara jamás porque a fin de cuentas aún seguía soñando
mientras dibujaba formas sin sentido sobre aquel frío y nublado vidrio. Ella
seguía soñando frente al cristal, sonriéndole con diversión y una gota de
picardía a él y a la vida que ella desconocía y
jamás podría llevar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario