Hablarle solía ser un bálsamo, era un lugar seguro al que
acudir por consejo.
Hablarle era volver a respirar.
Excepto cuando nos veíamos,
Verlo era algo muy distinto, nunca hablábamos, solo
observábamos, sonreíamos, amábamos.
Él tocaba mi alma con una mirada.
Me hablaba al corazón sin mediar palabra, me lo contaba
todo con una sonrisa contra mis labios.
Hablar no pareció nunca necesario.
Cuentan que estar juntos parecía un estado natural
Había comodidad, seguridad, confianza y una gota de
complicidad.
Una conexión entre almas que nunca nadie podría
comprender.
Excepto yo cuando le miraba y me sonreía,
Tal vez él, cuando me abrazaba y me llenaba de una
intensa paz.
Tal vez nuestros besos que guiaban el camino a un mejor
lugar.
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